Siempre estamos en la búsqueda de la felicidad y en algunas
ocasiones parece tan lejana o inexistente.
Obsesionados en encontrarla, la mayoría de las veces, no la
vemos cuando la tenemos enfrente, las persona tenemos una visión que nos
permite visualizar alrededor de 180°, pero muchas veces estamos concentrados en
algún punto y no nos damos cuenta de lo que sucede a nuestro alrededor. Ver los
problemas o la felicidad implica analizar todos los detalles y por ello, muchas
veces decimos que algunas personas “no
ven más allá de sus narices”
Y entonces no se trata de ocultar los problemas, sino de
resolverlos y para eso es necesario un cambio en la disposición. Querer ser
mejor o estar mejor es una tendencia natural, no hay porque ponerle obstáculos.
Fíjate muy bien cómo se generaron las dificultades o las
situaciones que te hacen sentir mal.
Elige la mejor alternativa de acuerdo con tu análisis y
visión periférica. Algunas ocasiones se habla de pensamiento lateral.
Libérate de las ideas negativas, relajándote para pensar
claramente y evitando que tales ideas se conviertan en una bola de nieve.
Intenta aplicar las diferentes opciones, no todas las
soluciones son para todos los problemas, cada uno de éstos tiene sus propias
características y, por lo tanto, requiere pasos específicos.
Záfate de los círculos viciosos. Tener la conciencia
tranquila, serenidad, desarrollo espiritual o como se quiera llamar es
imprescindible, pues hay que pensar en que “si yo estoy bien, quien está a mi
alrededor se sentirá bien, y si ellos se sienten bien yo estoy mejor”
construyendo círculos virtuosos.